domingo, 22 de marzo de 2020

Cambios en el comportamiento de especies autóctonas


Desde el punto de observación Norte:

En el parque los patos se han aventurado a abandonar el estanque y caminan confiados por el césped. Se puede ver a familias enteras, en fila india, dando largos y apacibles paseos.

Desde el punto de observación Este:

Sobre las once y media de la mañana un grupo de gaviotas sobrevuela el instituto. Parece ser que no encuentran lo que andan buscando y emiten violentos graznidos. Vuelan en círculos como los buitres, dan unas cinco vueltas con vuelos rasantes y después se van.

Las tórtolas, gorriones y mirlos, que anidan en las ramas de los pinos, no dejan de piar y aletear. Se escucha perfectamente el lenguaje de esos pájaros, desde que amanece hasta que se oculta el sol, ahora se les percibe perfectamente, sin necesidad de esforzar ningún sentido.

La pareja de ardillas que vive en el último pino (el más alejado del edificio) además de seguir jugando a perseguirse por el tronco del árbol, en los últimos días se las ha visto corretear a sus anchas por la zona de la piscina.

Una familia de humanos escucha y observa. Se les puede ver asomados en las ventanas de su séptimo piso. Cuando se pone el sol salen a la terraza y juntan sus palmas, emitiendo en cada choque una especie de chasquido. Este comportamiento ha sido aprendido por imitación y se propaga con facilidad hacia el resto de individuos de la misma especie. Después de este ritual regresan al interior de sus casas.

Del mar hace días que no sabemos nada. Nos preguntamos si todo estará igual, los peces, sus corales, incluso las medusas, su zona abisal … Esperamos que siga acudiendo a la orilla.

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