Hay quién fantasea con ser gigante,
hombre o mujer de enormes dimensiones
capaz de rasgar el cielo,
cambiar de lugar las nubes
y soplarle al viento.
Tú siempre imaginaste ser hormiga
para poder sentir la tierra,
crecer enraizado a ella.
Buscarle las cosquillas con tus andares
y abrirle túneles infinitos.
Pocas veces te enredó el viento,
a ras del suelo observas el paso de las nubes
mientras anidas en tus valores.
Y vas dejando un pequeño surco...
quizás imperceptible a vista de gigante,
pero siempre constante y palpable
para los que compartimos contigo el hormiguero.
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