Desde
el punto de observación Norte:
En
el parque los patos se han aventurado a abandonar el estanque y caminan
confiados por el césped. Se puede ver a familias enteras, en fila india, dando
largos y apacibles paseos.
Desde
el punto de observación Este:
Sobre
las once y media de la mañana un grupo de gaviotas sobrevuela el instituto.
Parece ser que no encuentran lo que andan buscando y emiten violentos
graznidos. Vuelan en círculos como los buitres, dan unas cinco vueltas con
vuelos rasantes y después se van.
Las
tórtolas, gorriones y mirlos, que anidan en las ramas de los pinos, no dejan de
piar y aletear. Se escucha perfectamente el lenguaje de esos pájaros, desde que
amanece hasta que se oculta el sol, ahora se les percibe perfectamente, sin necesidad
de esforzar ningún sentido.
La
pareja de ardillas que vive en el último pino (el más alejado del edificio)
además de seguir jugando a perseguirse por el tronco del árbol, en los últimos
días se las ha visto corretear a sus anchas por la zona de la piscina.
Una
familia de humanos escucha y observa. Se les puede ver asomados en las ventanas
de su séptimo piso. Cuando se pone el sol salen a la terraza y juntan sus
palmas, emitiendo en cada choque una especie de chasquido. Este comportamiento ha
sido aprendido por imitación y se propaga con facilidad hacia el resto de
individuos de la misma especie. Después de este ritual regresan al interior de
sus casas.
Del
mar hace días que no sabemos nada. Nos preguntamos si todo estará igual, los
peces, sus corales, incluso las medusas, su zona abisal … Esperamos que siga acudiendo a la orilla.