El 15 de Mayo de 1990 se firmó el tratado de paz, después de 15 años de sucesivas guerras y, siete días después nos cayeron del cielo sin previo aviso. Supimos que los habían tirado desde unos aviones. Un anciano que estaba mirando las nubes vio como las aeronaves se abrían en canal y los dejaban caer como desperdicios: 201.000 corazones.
Aquello
nos recordó a la primavera del 77, cuando llovieron peces. Sonaban del mismo
modo al golpear el asfalto, las mismas convulsiones, igual de escurridizos al
tratar de cogerlos con las manos... Entonces no supimos qué hacer con tanto
pescado, desconfiamos de poder comerlo ¿de dónde vendrían aquellos animales?…
Tampoco fuimos capaces de recoger aquellos órganos, miles de corazones
huérfanos, pero eso fue distinto. Supongo que nos dio miedo saber o tan
siquiera imaginar dónde estarían y quienes fueron sus cuerpos, no sé, quizás alguno
de nosotros podría identificarse entre los muertos.
Autora: Ana Pascual
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