En
mi defensa confieso que soy fan de ACDC desde los catorce años, los he visto en
directo dieciocho veces ¡son los más grandes!. Es escuchar los primeros acordes
de cualquiera de sus canciones y es que, no puedo evitar tocar la guitarra
invisible que me ha acompañado desde mi adolescencia. Acto seguido alzo mi
pierna izquierda mientras me desplazo con la derecha, dando pequeños saltos,
impulsado por el sonido electrizante de la guitarra de Angus, las voces de
miles de personas que les aclaman; las luces del escenario que escupen
llamaradas, atrona la batería y la voz aguda de Brian…
Me
despertaron los gritos de mi mujer que entró en el baño muy alterada. No sé cómo
se me ocurrió, pero pregunté por mi guitarra. Ella me miró atónita. Estuvimos
así unos segundos, los dos muy quietos y callados. Su primera reacción fue
apagar la radio.